Han pasado más de diez años desde que el gobierno de México lanzó una guerra contra los cárteles del narcotráfico más poderosos del país. Y aunque las autoridades han asegurado que ha sido un éxito —especialmente con la reciente extradición de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán a Estados Unidos— el verdadero impacto de la costosa campaña se puede medir mejor en el Triángulo Dorado, una área que abarca zonas montañosas de Sinaloa, Chihuahua y Durango, una región ampliamente conocida por su producción de marihuana y amapola.
En lo profundo de estos lugares se pueden encontrar rastros del control que el cártel aún mantiene. Aquí se ve a jóvenes con gorras deportivas, adornadas con el número 701, una referencia al número que alguna vez ocupó ‘El Chapo’ en la lista Forbes como una de las personas más ricas del mundo. Además hay pistas de aterrizaje clandestinas que atraviesan grandes porciones del bosque. Y también se observan cruces que marcan los lugares donde murieron algunos capos.
VICE News viajó al territorio controlado por el Cártel de Sinaloa para ver cómo, a pesar del despliegue de fuerza militar de México y los millones de dólares que Estados Unidos ha invertido, los traficantes de drogas mexicanos han sabido incrementar su producción en medio de la más grande epidemia de narcóticos en la historia de Estados Unidos.
De acuerdo con estimaciones del gobierno estadounidense, el cultivo de amapola en el país se ha incrementado en más del doble durante los últimos cinco años. ‘El jefe’ en esta parte de la sierra dice que el precio de la goma de opio —el principal ingrediente usado en la producción de heroína— se ha elevado desde hace diez años, llegando a costar más de 1.500 dólares el kilogramo.
Se necesitan aproximadamente 10 kilogramos de goma para producir sólo un kilo de heroína, y según explica ‘el jefe’, apenas pueden cubrir la alta demanda de heroína en los Estados Unidos.
De acuerdo con el Reporte Mundial de Drogas de las Naciones Unidas, en 2014 se registró un millón de consumidores de heroína en Estados Unidos, el triple de lo que se registró hace diez años.
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Como parte de su campaña en contra de los narcos, el ejército recorre constantemente la zona para destruir los campos de amapola, fuertemente resguardados por miembros armados del Cártel de Sinaloa.
Los operativos antinarcóticos son cuidadosamente planeados para lograr detener a los criminales, y el arresto de líderes como ‘El Chapo’ deberían quebrar las redes de tráfico, pero incluso después del su encarcelamiento y extradición, la organización que construyó, continúa activa. Las montañas del Triángulo Dorado son enormes, por lo que los campos de amapola pasan desapercibidos y es casi imposible detectarlos desde el aire.
Las redadas son simbólicas, dice la gente del lugar, de la misma forma que lo es la captura de ‘El Chapo’.
Las comunidades que cultivan amapola están extremadamente aisladas, por lo que muchas veces son necesarias varias horas en vehículos todo terreno para poder acceder a ellas, lo cual ha dificultado durante años el trabajo de las autoridades que buscan combatir a los grupos criminales.
A pesar de que en México es ilegal el cultivo de la amapola, en 18 países la siembra de la planta está permitida por la ONU. (VICE)