(Unión de Periodistas).- Ciudad de México. 27 de abril 2017. El gobierno de Quintana Roo dio una disculpa pública al periodista Pedro Canche por las violaciones a sus derechos humanos y libertad de expresión después de realizar una detención arbitraría y encarcelamiento durante nueve meses (2014-2015) en el municipio de Felipe Carrillo Puerto por haber criticado al ex gobernador del Estado, Roberto Borge, de quien no se sabe su paradero.
Reproducimos el discurso del periodista Pedro Canche en el acto del día de hoy:
Hoy es un día de fiesta para la libertad de expresión en México, un reconocimiento público y disculpas a la palabra, a la libertad de expresarse, a eso que hacemos un pequeño grupo todos los días con el periodismo. Un día de fiesta, unos minutos, quizás segundos cuando han expresado disculpas hace unos momentos. Los periodistas valoramos eso. Es algo histórico para nuestro gremio y queremos que usted participe de este fugaz reconocimiento en un México donde ser periodista significa ser cadáver andante.
Hoy no es día de humillar a nadie, espero que no haya un día para nadie de humillación. Los protocolos de reconocimiento a violación de derechos humanos hoy, que ustedes, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Ayuntamiento han hecho, aunque fueron los que les antecedieron quienes abusaron del poder para aplastar una voz en este pequeño pueblo maya… no se sientan humillados, les agradezco el cumplimiento de la recomendación 13/2015 que emitió la Comisión Nacional de Derechos Humanos(CNDH) y que me fue notificado en la cárcel un 13 de mayo de 2015, cuando estaba por cumplir 9 meses prisionero, detenido por un complot desde el poder creyendo Roberto Borge y sus cómplices que así se blindaban, asustando a la prensa crítica y libre. Una estrategia que le falló al consentido de Enrique Peña Nieto.
Una pequeña voz en este pueblo maya marginado y con una casta divina saqueando sus riquezas y sus playas y terrenos, no podía pasar desapercibido por nuestro periodismo, por nuestras voces que colmaron las redes sociales y que hoy usan hasta los medios internacionales y migran hacía ella. Ese pequeño grupo de prensa libre llegó a estar sola un momento y mi encarcelamiento hizo entonces que llegara la caballería pesada en apoyo: nuestros periodistas nacionales e internacionales que nos echaron la mano en esos momentos críticos.
Críticos para nuestra familia y amigos, porque uno cuando se mete en este oficio de periodismo ya sabe los peligros como el soldado que va a la guerra. Nunca la familia está preparada. Por eso era importante esta disculpa pública, no para mí, sino para mi familia y amigos.
Pero, ¿quién le pedirá disculpas públicas y reconocimiento como víctimas que lo son a los 104 periodistas asesinados en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto? Ellos no pueden defenderse ya. El Estado mexicano le debe mucho a sus familias. El Estado Mexicano no tiene a nadie en prisión por estas bajas en la libertad de expresión.
La PGR y la Fiscalía Especializada en Delitos Contra la Libertad de Expresión (FEADLE), tienen miles de expedientes arrumbados en espera del cansancio u olvido de los defensores de los periodistas y sus amigos.
La Presidencia de la República tiene una deuda de sangre con los periodistas en México, no solo por permitir a sus virreyes los gobernadores abusar del poder, sino por alentar la impunidad desde los pinos al no parar este cementerio de periodistas en que se ha convertido México. Un cementerio que lastima nuestro gremio. Y este fantasma mortal no para contra los periodistas. No hay voluntad de los pinos para parar la impunidad contra los delitos de la libertad de expresión.
Hago un reconocimiento al equipo de Artículo 19 por su defensa feroz contra el abuso del poder contra los periodistas. Por su dedicación en proteger al gremio. Su defensa en todos los ámbitos permitió que esta disculpa y reconocimiento a la violación de la libertad de expresión fuera posible.
Acepto las disculpas públicas, lo acepto. Sin embargo ustedes que son nuevos funcionarios, otro grupo en el poder no caigan en la tentación de dejar impune a los que delinquieron no contra Pedro Canché, sino contra la Libertad de Expresión. Fiscal Miguel Ángel Pech Cen ahí está Roberto Borge, veamos de que está usted hecho. Ahí está Fidel Villanueva Rivero del Poder Judicial que apoyó a Borge en su delinquir al ordenar a jueces a un injusto amañado y proceso exprés. Es el verdugo que sigue en el poder de manera cínica, al igual que su juez del caso Pedro Canché Javier Ruiz Ortega, quien goza de impunidad dando clases en la Escuela Judicial. ¿ Clases de qué?.
Ahí está Gaspar Armando García Torres ex procurador que ordenó a Blanca Imelda Ávila Vargues inventar un delito y que por eso fue premiado con una notaría en Chetumal y sigue solicitando escoltas. No le den nada. Sanciónelos. Blanca Imelda trabaja en la Fiscalía gozando de impunidad.
Si hay voluntad real del gobernador Carlos Joaquín de respetar la libertad de expresión, gobernador no le de alas a la impunidad en Quintana Roo. Falta las sanciones penales y administrativas. No hay ni siquiera en Quintana Roo un acta circunstanciada de este hecho en la Fiscalía por el que se piden disculpas públicas para castigar a los responsables. Desde los testigos falsos de la Comisión de Agua Potable hasta los que aún trabajan en el sistema penal. Esos apartados de la recomendación 13/2015 faltan cumplirlas gobernador.
Dedico estas disculpas públicas a Rubén Espinosa a quien conocí en la Ciudad de México cuando andaba huyendo de Javier Duarte y vio la muerte en los ojos de su verdugo. Y Rubén su libertad de expresión negada desde el poder solamente lo hacía con fotografía, pero comunicaba más que el tiraje de un periódico nacional. Dedico estas disculpas públicas a Moisés Sanchez asesinado mientras estaba encarcelado, a Regina Martínez, a Miroslava Breach, a esos 104 periodistas muertos por expresarse contra el poder. Se los dedico a nuestros compañeros de Quintana Roo y a la caballería pesada que nos apoyó de todos lados. Buenas tardes a todos. Viva la libertad de expresión. Abajo la impunidad. No más un México cementerio de periodistas.