Un análisis al Dr Pech

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Ecos del debate… entre el @DrJLPech y @CarlosJoaquin
Publicado el 29 mayo, 2016 por Gilberto Avilez Tax

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En más de una ocasión he tratado de analizar la trayectoria, o el giro reciente hacia la izquierda en Quintana Roo, del doctor José Luis Pech Várguez (Mérida, 1954). Desde el primer momento que supe de su designación como abanderado de Morena en el estado, señalé mis dudas sobre su “conversión” genuina hacia la izquierda caribeña, en el otoño de su vida. Sin embargo, ayer vi el debate entre los candidatos al gobierno del estado y ya no me cabe la menor duda: Pech Várguez es un esgrimista consumado, un hombre demasiado inteligente, conocedor del sistema y de la política en Quintana Roo; a él si le cabe la frase de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

Hace unos días conversaba con una profesora de la Universidad de Quintana Roo. Hablamos de la UQROO y su necesaria autonomía y los visos de autoritarismo que existe todavía con su flamante rector, un borgista que hace unos días, en el 25 aniversario de esa universidad, le otorgó un reconocimiento al quien lo puso en rectoría, el tiranuelo Roberto Borge Angulo, el que ha llevado a Quintana Roo a la deuda más espantosa del país. Esta profesora me habló con simpatías de Pech Várguez: un académico político, o político académico, que si bien no se tentó el corazón para defenestrar a académicos díscolos con proyectos de hipotéticos sindicatos, del mismo modo, en su periodo de rector, trunco en el segundo mandato, intentó revivir el proyecto UQROO, expandiendo su infraestructura en el campus Chetumal (crea el edificio de la División de Ingenierías), tuvo la idea y concretó el edificio de la División de Ciencias de la Salud (inaugurado el 23 de octubre de 2010), y gestionó la unidad de Playa del Carmen de la universidad con tres carreras al inicio. Además, en 2005, cuando entró al cargo, el presupuesto de la UQROO era de $ 147,268, 000.00 pesos, y cuatro años después, para el 2009, el presupuesto había llegado a $ 224, 707,642.

Pech Várguez se sentía orgulloso de cumplir con esa función importante para el desarrollo del estado: en tenis y pantalón caqui, lo recuerdo, caminaba por los pasillos de la UQROO con la camiseta polo de color verde y el escudo de la universidad, tenía el perfil idóneo: doctor en ciencias administrativas y en gestión y política por una universidad francesa, su paso por la función pública posibilitó gestionar mayores recursos para la universidad. Creo que su mano inflexible en la UQROO tuvo una indubitable razón necesaria, forzado por las circunstancias locales que todavía cunden en esa universidad: los grupos antropófagos de poder que se observan entre los académicos de la UQROO, que en vez de generar mecanismos de consenso y participación, ahondan la división y la camorra, y cuando se dan rectorías débiles –como el somnoliento rectorado de Elina Coral Castilla-, son capaces hasta de irse contra profesores rivales, como sucedió hace tiempo en la División de Ciencias Sociales y Económico Administrativas.[1]

Ahora, entre las medidas que Pech Varguez ha propuesto en su campaña, se encuentra la autonomía para la Universidad de Quintana Roo, creo que esta propuesta no debería descartarse por ningún candidato: hoy más que nunca, la UQROO debe dejar de ser rehén de estructuras políticas autoritarias, dejar de considerarse una dependencia pública más.

El caso es que el debate se dio entre dos candidatos: un Pech Várguez con un discurso muy al estilo de Morena, hablando de mafias en el poder en Quintana Roo; y un Carlos Joaquín participativo, propositivo, pero que igual respondió, con inteligencia, a las críticas formuladas por Pech Várguez. Pero algo que sorprendió fue que, contrario a lo que muchos pensaban, Pech Várguez no centró sus diatribas y bombardeos –porque eso fue lo que hizo, el Doctor se batió con cañonazos y el machete desenvainado en el frente de batalla, como un antiguo general dando el ejemplo a los otros morenistas quintanarroenses que vienen atrás, como Linda Cobos y otros- a criticar al puntero por la gubernatura, Carlos Joaquín González, sino que fustigó –con más fiereza y retórica sorprendente, creo yo- a un apoquinado, nulo, el hombre invisible y con retórica deficiente que pusieron los priístas para la gubernatura, Mauricio Góngora. Pech Várguez se regodeó en demostrar la incapacidad tremenda de Mauricio Góngora, recordándole la deuda pública inmensa que el municipio que gobernaba, Solidaridad, soporta todavía: es el municipio más endeudado del país, y en el endeudamiento se encuentran terrenos millonarios que Góngora cedió al Por Esto! para que este obsceno pasquín le lavara su imagen; y encima de todo, un desvío enorme de Góngora de más de 500 millones de pesos fraguados con empresas fantasmas.

Sin seguir una “línea” más que la línea de mis ideas y mi razón de opinador independiente, diré que ayer me gustó el debate por dos personas. Carlos Joaquín demostró altura de estadista, sobre todo en la parte de su alocución final, al arremeter contra la lacra borgista-felixista y proponer la esperanza de cambio para Quintana Roo, esperanza que se debe concretizar en acciones de gobierno, recompostura del camino perdido en temas de seguridad, del turismo, el respeto al medio ambiente, paliar las asimetrías en las tres zonas del estado, cubrir el derecho a la salud (exigencia permanente), y repensar la Universidad en el estado, generando y apoyando la reflexión para consolidar la autonomía y la democratización interna en las universidades, sobre todo, en la UQROO, cuya autonomía debe estar apegada a la necesaria democratización interna y al control ético de sus profesores e investigadores, desmantelando cánceres de corrupción, influyentismos académicos, “licenciaditis” insufribles, y dar paso a la exigencia tanto en docencia como en investigación de calidad.

Por el otro, Pech Várguez resultó hasta la salsa del debate del sábado 28 de mayo: frente a los dos abuelitos homofóbicos del PES y del PT, dueños de una moralina del siglo XIX y desconocedores completos de la realidad regional en que está inmerso Quintana Roo; Pech Várguez, de 62 años, apareció con una imagen fresca, lanzó dardos al de la alianza UNE y al fantasma priísta, pero al parecer le faltó más ahondar en sus propuestas de trabajo, el cual considero que muchas de ellas no deben ser descartadas por el virtual ganador de la gubernatura, Carlos Joaquín González.

Creo que estoy comenzando a cambiar en la perspectiva que antes tenía del Doctor José Luis Pech Várguez. Fue un buen debate que armó, forzó a Carlos Joaquín a entrarle a los dimes y diretes, y a Mauricio Góngora –quien en directo reconoció que no era el indicado para ser el candidato de los priístas- le restregó en la cara su poco, nulo nivel intelectual y su pésima administración en Solidaridad.

Sin embargo, insisto: me hubiera gustado que Pech Várguez contribuyera al proceso de alternancia en el poder, así como al corolario democrático para Quintana Roo. La posibilidad de ganarle a los priístas, hay que ser realistas, no la tiene Morena Quintana Roo en estas elecciones, sino el joaquinismo. Si Pech hubiera aceptado declinar como tantos le comentamos en su momento, como hasta Gerardo Fernández Noroña le señaló, hubiera tenido la calidad moral, ser el Heberto Castillo del Caribe, y exigido a los joaquinistas, a cambio de esa declinación, algunas carteras importantes para el comienzo del cambio estructural en Quintana Roo que conllevaría la transición a la democracia. Pero bueno, Morena es el camino, desde luego, pero lo que se necesita es igual el voto útil para sacar a la mafia en el poder de los rapaces borgistas felixistas.

Postdata

Me gustaría saber qué debate fue el que vieron los del Diario de Quintana Roo, los del Quequi y los del Por Esto!. Burdos chayos que le dan la victoria a la nulidad humana, al cacaseno de los priístas que se presentó ayer para decir sus spots de memoria, tendiendo al monólogo infantil. Incluso los rellenos matusalénicos del PES y del PT se dejaron ver más que el Mau. El debate fue entre @DrJLPech y @CarlosJoaquin. Réquiem por el PRI, esas campanas de muerto grande es por este sistema que ha llegado a su fin.

[1] Cfr. Gilberto Avilez Tax, “LA UNIVERSIDAD DE QUINTANA ROO: ENTRE LA MAFIA ACADÉMICA, LA TIRANÍA AUTORITARIA Y LA TERCERA VÍA, LA AUTONOMÍA”, en Desde la Península y las inmediaciones de mi hamaca, 5 de diciembre de 2014. En http://gilbertoavilez.blogspot.mx/2014/12/la-universidad-de-quintana-roo-entre-la.html

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