Por un delito menor, una supuesta alteración de cifras fiscales, el Senado de Brasil inhabilitó por ocho años a la presidenta de esa nación, Dilma Rousseff, por lo que tendrá que dejar el cargo, reportó la agencia Efe.
Los 61 votos a favor del cese de la presidenta brasileña ponen fin al proceso, de más de ocho meses, contra la segunda presidenta de Brasil emanada del Partido de los Trabajadores (PT), a quien acusan que desde 2014 a 2015, su administración modificó las cifras hacendarias, por lo cual fue suspendida de sus labores.
Con ello, el actual presidente interino, Michel Temer –quien es líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, de tendencia centroderecha–, se convierte formalmente en el nuevo mandatario de Brasil hasta 2018, cuando se llevarán a cabo nuevas elecciones.
Dilma Rousseff fue la primera mujer en presidir Brasil y la segunda mandataria emanada del partido de izquierda PT.
La salida de Rousseff de la presidencia pone fin al periodo de 13 años de gobiernos del PT que comenzó con Lula da Silva en 2003.
La carrera política de Dilma Rousseff comienza en la década de los 70, cuando se incorporó al movimiento guerrillero contra el gobierno militar impuesto en 1964.
Estuvo en células guerrilleras de su natal Belo Horizonte, así como en Río de Janeiro y Sao Paulo. Incluso fue detenido y torturada por los militares, para después estudiar Economía y vincularse al PT, el cual la llevó a la Presidencia de Brasil.
La destitución de un mandatario contra un presidente de izquierda vía por el Poder Legislativo no es nuevo en América Latina.
El primer caso se dio en Paraguay, cuando el 22 de junio de 2012 el Congreso decidió el cese Fernando Lugo, acusado por su pasiva actuación en la muerte de 17 personas, seis de ellos policías, y 11 campesinos, durante el desalojo de un predio. El juicio político se resolvió en una semana.
