Paulina Alvarez, hija del fiscal Carlos Arturo Alvarez Escalera de 20 años de edad y cursante de la Universidad de Quintana Roo, siendo consentida de Papá ahora goza de los privilegios que Borge les dejó. Un puestazo en la procuradoria, sin hora de entrada ni de salida, de todos modos los días hábiles e inhábiles ella misma se los organiza.
«Pau» es clienta distinguida en los antros de la capital Chetumal, los fines de semana es habitante permanente del bar «Ok» en el muelle del bulevar y es incapaz de faltar diaramente a sus rutinas al «The Row», gimnasio distinguido por cobrar altas mensualidades a las acostumbradas.
Álvarez Escalera se tiene que ir, resulta demasiado intolerante su presencia y no garantiza justica a ningun quintanarroense.
No puede ser posible que Carlos Joaquín siga permitiendo que Borge reine, que al hombre que mas ha dañado al estado le sigan consintiendo sus caprichos.
Tanto saqueo, tanta injusticia y el fiscal que fue una imposición de Beto Borge para salvar su pellejo, sigue ahi y su presencia permite que la impunidad permanezca, no es venganza, es JUSTICIA.
Roberto Borge ha puesto sus cartas en su juego, el pasivo y poco temible Carlos Joaquín hasta hoy demuestra que el famoso «Hasta donde tope» solo fue una promesa de campaña que endulzó los oídos. Después de Borge, cualquiera iba a ser bueno, pero este gobierno pudiera no solo no ser bueno, si no PEOR.
Paulina Álvarez es el ejemplo viviente de que quizá cambiaron los puestos pero las mañas no, hacer una asociación para el desvío de fondos es poco ético para alguien que dice ser hija de quien en Quintana Roo imparte la justicia, desde ahí ya estamos mal, estamos muy mal.
A 63 dias del «cambio» lo que menos hay son cambios, el gobernador necesita a dar un paso de valentía y pedir las renuncias no solo de Álvarez Escalera, hay mucha mugre que dejo Borge, el apellido Villanueva Rivero apesta en Quintana Roo. Fuente : 
