FOTOS DE BORGE EN El RENACER: «¿Es usted el periodista que tiene enojado al mexicano?”.

Por Pedro Canche

En la mesa 48 del restaurante Beirut hay un cliente que se le extraña. En esta mesa libanesa  el preferido del cliente eran las  8 entradas: homos (crema de garbanzo), Labné (crema de yogurt),   mutabal (crema de berenjena), musaka (guiso de berenjena),  kibbee frito (trigo con relleno de carne molida), Tabule falalel (ensalada de perejil y bolitas de garbanzos), hojas de uva (rellenas de arroz y carne molida), sambusek de queso (rellenos de queso feta y perejil). La  bandeja mixta es de carne de pollo y cordero. Arroz con almendras o papas fritas y la ensalada libanesa.  138 dólares.

 

La mesa 48 en el Beirut.

En Panamá entrenaba su paladar para llegar a El Líbano. El país del medio Oriente donde vivieron sus ancestros. Y lo presumía en Quintana Roo. Estaba orgulloso de no tener sangre maya. El Líbano, país donde no hay tratado de extradición era en realidad su destino final. Nunca llegó. Ahora está cocinando con su parrilla eléctrica en el Renacer. Quizás el lujo que pueda darse en esa cárcel es hacerse unas tortillas de maíz. Al final, mexicano de Cozumel.

 

Es un sábado soleado. El cielo de Panamá es de un azul profundo. Atrás quedaron los nubarrones grises. Las lluvias han hecho una tregua con el Parque Nacional Gamboa. En su loft de el Renacer, Roberto Borge se ha levantado muy temprano. Limpiar los baños fue su primera tarea. Y apenas abrieron el pabellón de la enfermería, sale al gimnasio improvisado. Alza unas pesas hechas de llantas y cemento. Corre un poco y se da una ducha.

 

Vestido con polo celeste, Borge aguarda desde la terraza del Pabellón de enfermería la hora de la visita

 

 

Es sábado 17 de Junio. Ese día solamente puede recibir visitas de 9 de la mañana a 3 de la tarde. El domingo le toca a otro grupo de presos de los 254 que están.

Lo vemos en la terraza del pabellón donde se encuentra. Se ha vestido con el polo azul celeste y el pantalón de mezclilla que le compramos en su primer día ahí en la tienda Davensa. Listo con el color reglamentario de vestimenta para recibir a su padre, Roberto Borge Martín y a su secretario Fabián Vallado. Unas gráficas con cámara escondida nos muestran a un Roberto Borge ansioso por ver rostros conocidos. Menos verme a mí.  Arrellanado en un sillón de madera acomoda unos papeles. Los lee y relee. No son mensajes largos. Parecen más bien indicaciones cortas.

 

Borge disfruta el olor a teka y cedros. En el  reencuentro con su padre ambos lloraron.

 

En esta terraza con vista a la frondosa selva se pueden oler el aroma del teka, cedro, espabe, pinotea y el cocobolo. Ahí Borge respira el aire puro. Se relaja por un momento con el canto de los loros.

 

Mira al Este y pasa el buque petrolero Hellas Poseidón. Su color naranja le da un matiz al canal como si fuera un desfile de carnaval. Grandes letras se dibujan al babor y estribor: LPG. Tenía la oportunidad de fugarse en esos barcos. Ir a comer la musaka y el mutabal a El Líbano. Tiene el rostro de un hombre arrinconado entre la espada y la pared, la mirada perdida, con el semblante vacío en emociones y expresiones.

La nave Hellas Poseidón con las siglas LPG cruza frente al Renacer.

 

Se nos ha permitido verlo brevemente a través de los cristales de la terraza. Roberto Borge aún no autoriza vernos para  la entrevista. “Le dolió que publicaras en tu portal que lava los baños. Dice que solo lo quieres humillar”, dice su compañero de celda John Jairo, un tipo treintañero con brackets de 170 centímetros  de estatura, corpulento. El cozumeleño lo consiente con muchos regalos y carretillas de comida a cambio de ser su testaferro.

 

Borge está dolido porque publicamos que su tarea en prisión es lavar los baños, nos dice su lugarteniente John Jairo.

 

Es el mensajero que uso para mandar recados al ex gobernador. Está condenado por asesinato. Lleva 8 años de los 30 que debe cumplir. “Hoy no quiere darte la entrevista, pero me dijo que lo está pensando. Estoy hablando con él y te avisaremos”, me promete. John me da su número celular. Y entra a la celda que comparte con el ex gobernador. Es común que los presos tengan un móvil en este penal.

 

–Este Borge está bien comunicado, pienso.

 

En el recorrido por las instalaciones el Renacer, específicamente en el área del Pabellón, unos 40 presos ponen su ropa en el tendedero. Miran con curiosidad. “¿Es usted el periodista que tiene enojado al mexicano?”. Carcajadas y risitas. “Te buscan mexicanooooo”.

 

Don Oscar acepta llevarnos por el Canal para tomar unas gráficas a la cárcel el Renacer. El Gatún Verde, una lancha naranja con toldo verde surca la curva desde donde vemos a unos guardias en las torres de vigilancia tomando su café. Desde ahí se observan los cercos y púas y los presos sentados en ese sábado de visitas. Una vista maravillosa para cualquier periodista que busca la exclusiva, para mostrar la jaula de oro de Roberto Borge Angulo.

 

Gatun Verde. Lancha del tour al Renacer.

 

 

El guía, vestido con una camisa manga corta color azul y un pantalón gris y gorra negra con la leyenda R, lo encontramos cortando unos pescados con su hijo en ese domingo día del padre. 30 dólares fue su oferta para este paseo.

 

El Renacer tiene su espectáculo propio con los cruces de barcos.

 

“No quiero perder mi licencia por ir ahí”, nos había dicho don Lorenzo, un lanchero que se negó al llevarnos cuando le pedimos primero el tour. Dos barcos patrullas enseguida se acercaron a nuestra endeble lancha. “Usted sabe que está prohibido venir a este lugar. Qué hacen aquí frente a la cárcel”, grita el oficial. “Ellos me pidieron venir acá”, contesta don Oscar.

 

Renacer, vista desde el Canal de Panamá

 

“Usted es el capitán, ¿cómo es posible que ellos le ordenen ir a donde está prohibido?”.  Le quito la memoria a mi cámara Nikon y guardo las imágenes en mi celular y lo envío a un contacto en México. Las fotografías ya están seguras. Dejamos de transmitir en vivo en Facebook. Por lo menos los videos ya están en internet. “La próxima vez usted pierde su licencia”. El Gatún Verde regresa surcando el canal y nos encontramos al buque petrolero con bandera de Hong Hong Chipolbrok y al enorme buque carguero de Taiwán  Yang Ming, con una fila de 17 x 7x 21 contenedores, más de 2 mil piezas.

 

 

Sábado 17. El encuentro

 

Un candado y rejas metálicas tienen a Roberto Borge cercado. Es el área donde tiene que pasar a revisión ahora que anunciaron que tiene la  visita de su padre Roberto Borge Martín y Fabian Vallado. Está nervioso. Fuma un cigarrillo. Será el primer encuentro con su progenitor en esas tierras panameñas. Ya lo esperaba desde muy temprano. Y llega su padre, su operador de despojos de tierras a verlo. El “administrador” de los Barcos Caribe, en realidad el propietario a quien benefició y soñaba con tener la ruta marítima de transporte de pasajeros Cozumel- Playa del Carmen. Más que un encuentro de padre e hijo, es una reunión para poner a salvo los negocios.

 

Intercambia palabras con un preso que se encuentra del otro lado del cerco. Un mulato de 175 centímetros de altura que lo supera en tamaño. Le está tomando su pedido. Borge compra favores regalando comida, ropa y otras cosas a los reos que parecen ser los más fuertes e influyentes de la prisión.  Platica unos 5 minutos. Sospecha miradas. Voltea a ver. Y le tomamos la foto. Por fin ha mirado y sin saberlo grabamos su imagen en el Renacer.

Un Borge con la barba creciéndole le dan sombra a su rostro y destaca el blanco del cigarrillo que tiene de lado en la boca. No pude evitar esbozar una sonrisa en mi rostro. Primero por la imagen. Segundo por acordarme de “Roberto Navajas”, la adaptación en redes sociales de “Pedro Navajas” del compositor panameño, Rubén Blades que los cibernautas dedicaron a Borge.

Borge paga protección a los presos más fuertes e influyentes

Se ven padre e hijo y se funden en abrazos. “lloraron los dos”, dice el preso Eugenio Bernal que ve cerca la escena.

 

Ambos se van presurosos a un tinglado de láminas en el rincón del patio de visitas, lejos de la mirada indiscreta de sus compañeros vestidos de azul celeste. El viejo Borge y Fabián Vallado visten de morado como los otros 37 visitantes. Ni su madre Yolanda Angulo, alias  «La Chachi» ni el amor de su vida Gabriela Medrano han llegado a darle calor en el Renacer.

 

En la residencia 2402 de la torre Trump Ocean Club International Hotel & Tower Panamá acudimos para investigar los pasos de Borge. El guardia nos abre una puerta que da directamente con el recepcionista.

“¿A quién anuncio?”

-Pedro Canché, ¿usted puede decirme por favor si sigue hospedado Roberto Borge Angulo en el 2402?

“No señor. El ya no está.

-Entonces con Roberto Borge Martín o Fabián Vallado…

Bingo

“Por ese nombre Fabián Vallado si está registrado. ¿Me permite anunciarlo para que suba?”

-Claro. Espero.

“¿Entonces no autoriza que el señor Canché suba? Oiga pero si es así entonces por reglamento de la torre usted debe darnos un oficio donde nos indica que nadie puede pasar. Lo siento señor Canché pero el señor Fabián Vallado no lo autoriza”.

En el departamento 2402 de la Torre Trump está el bunker de la operación borgista. Ahí duerme su padre Roberto Borge Martín. Faltaba más. Total es el padre del ex gobernador y puede darse el lujo con el amigo de su hijo, Fabián Vallado de pagar 30 mil pesos diarios.

 

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