La naturaleza no conoce de caminos, ni cruces, ni semáforos, menos de leyes de tránsito.
Como todos los años las tortugas salen del mar para guarecerse en la playa, pero no saben que para llegar a las plantas donde pueden protegerse de los depredadores tienen que atravesar la carretera, donde la mayoría perecen aplastadas por los automóviles que circulan por ahí.
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