Textos y Contextos
Vigilar y castigar: la lógica del Estado mexicano
Por Miguel Alejandro Rivera
Según Michael Foucault, filósofo posmoderno, históricamente los sistemas gubernamentales se legitiman al vigilar y castigar a la sociedad. Para este escritor, el castigo es igual a disciplina, y en gran medida, eso es lo que ofrece el gobierno a su gente: reencauzar a la disidencia hacia las “buenas conductas”.
Si la posmodernidad, la vigilia y el castigo, necesitaran ser ejemplificados con algún Estado que los pone en práctica tal como lo dice la teoría, México podría ser un buen candidato. En nuestro país, la premisa básica con la que se mueve la política radica en tener un control lo más amplio posible sobre la sociedad.
Foucault habla de la importancia que tiene en la legitimización del Estado el exponer públicamente a los criminales: es mostrarle a la sociedad “inocente”, qué es lo que puede pasar si rompen las reglas.
La semana pasada, cuatro profesores de la Sección 22 de Oaxaca, fueron detenidos y trasladados al Penal del Altiplano, acusados de vandalismo y delitos federales. Esto se dio en el marco de las manifestaciones que el magisterio ha realizado a raíz de las más recientes reformas educativas; es decir, cuando el Estado decide hacer algún cambio en la ley, no toma en cuenta las opiniones sociales, simplemente reprime y expone a los disidentes para dar muestra de su enorme poder.
La imagen de los cuatro profesores apresados, difundida en algunos medios de comunicación, se asemeja mucho a la de algún narcotraficante o delincuente de renombre detenido: cada maestro es llevado por dos policías, manos hacia atrás, mirada hacia abajo, de fondo, un imponente avión de la Policía Federal. Toda la fuerza de la ley contra quienes están en contra del sistema. Ya no hay diferencia entre bandido y manifestante. No hay libertad política.
Foucault habla también del modelo panóptico, un diseño carcelario creado por Jeremy Bentham hacia fines del siglo XVIII, en el cual, la idea principal es que todos los prisioneros están bajo completa visión de un solo vigilante, a quien ellos, no pueden ver.
Como mexicano, ¿no te sientes así? Cámaras por todos lados, policías, gente encubierta, el Ejército en las calles, personas que no ves pero que te tienen en la mira. Todo ambiente de nuestra sociedad está regulado, y ahora, incluso, se busca tener bajo un impreciso control al ciberespacio.
La llamada Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Informáticos, fue presentada en el Senado el pasado 27 de octubre, por el legislador Omar Fayad. Esta propuesta, a decir del autor, tiene como propósito “proteger a nuestros hijos de personas que están haciendo mal uso de la libertad de internet, para cometer delitos o para cometer conductas ilícitas”; sin embargo, su imprecisión en muchos de los puntos que presenta, la hacen ser una iniciativa abierta a la censura, a la criminalización del periodismo y a violar la libertad de expresión en redes sociales.
Pese a que el propio Fayad habló de “cambiar la redacción” en alguna parte de su iniciativa, el problema con las leyes mexicanas es que, basados en experiencias pasadas, pueden ser aprobadas aunque sean ambiguas, y es justo esa imprecisión la que abre el paso a criminalizar actos que en cualquier sociedad moderna, no tendrían ni por qué llamar la atención de la autoridad.
Los mexicanos vivimos así: vigilados, expuestos, castigados y atemorizados por un gobierno ilegítimo que para legitimarse, se ha dedicado a criminalizarlo todo.