Cancún le dio la espalda a CJ
El verdadero reto es acabar con las redes de clientelismo que impidieron que el discurso ciudadano y de cambio permearan en la zona norte de Quintana Roo.
David Ramírez*
A poco más de un mes de las elecciones que colocaron a Carlos Joaquín González, abanderado de la coalición PAN-PRD, como gobernador de Quintana Roo, el triunfo histórico, sin duda, ha opacado cualquier análisis profundo de los resultados en las urnas, entre ellos, la derrota en los ocho distritos al norte de la entidad.
La frialdad de los números nos da un panorama de la fuerza que continúa teniendo la red PRI-Verde tanto en quienes comparten intereses comunes con las cúpulas del poder, como los que a cambio de una despensa comprometen su voluntad. En ese tenor, Cancún, la ciudad más importante del estado, fue el campo de batalla donde los tricolores devenidos en verdeecologistas ganaron la batalla.
De acuerdo a los resultados emitidos por el Instituto Electoral de Quintana Roo, la alianza PRI-PVEM-Panal encabezada por Mauricio Góngora obtuvo en los 8 distritos al norte del estado 110 mil 23 votos, mientras que Carlos Joaquín con el PAN-PRD quedo debajo con 103 mil 971 votos, una diferencia de casi apenas 6 mil votos.
Si tomamos en cuenta que el total de votación para Góngora Escalante fue de 211 mil 398 y para Joaquín González de 263 mil 793, los votos del norte del estado significaron casi el 50 por ciento para el primero y apenas el 40 por ciento para segundo. El sur del estado, otrora fábrica de votos tricolores, fue decisivo en el triunfo de la alianza PAN-PRD.
Es más, quitando, dos de los distritos que comparten territorio con otros municipios, el 1 con Isla Mujeres y Lázaro Cárdenas, y el 8 con Puerto Morelos, el voto de Carlos Joaquín ser reduce 67 mil 702 en tanto que el de Mauricio Góngora cae a 79 mil 829, la diferencia aumenta ahora a casi 12 mil votos.
¿Y por qué es importante conocer los resultados? Primero que nada, porque el triunfo de la maquinaria PRI-Verde en el norte de estado no proviene de una campaña de resultados y propuestas sino un manual de trapacería electoral, que va desde el reparto sistemático de despensas hasta la compra descarada del voto.
En segundo, reconocer que esa maquinaria priista sigue viva y tendrá al próximo gobierno municipal, comandado por Remberto Estrada, presidente municipal electo, al máximo promotor. La respuesta de este gobierno a las necesidades de la población es, como lo ha hecho Roberto Borge y Paul Carrillo, no planes y proyectos sino migajas para el pueblo y dádivas para sus amigos.
Y el finalmente, reconocer que si se quiere lograr un cambio democrático real que permita el progreso de Quintana Roo se deben comenzar a desmontar estas estructuras arcaicas e irlas sustituyendo por liderazgos sociales que abanderen verdaderas causas sociales y se creen organizaciones civiles que no sean sólo asistencialistas, sino un brazo de la sociedad civil para mejorar las condiciones de vida
que vergüenza los cancunenses dejarse comprar por estos compra-votos de los verdes