Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Créanos Usted. Hablar sobre el ahora desaparecido director de Gobernación de Quintana Roo, el chetumaleño Isaías Capeline Lizarraga, llevaría horas y horas, pero hablar sobre su muerte, sólo unos minutos.
En efecto, como se ha reseñado en numerosas crónicas, sólo se sabe que el hoy occiso fue materialmente ejecutado este jueves a plena luz del día, frente a céntrica plaza comercial de Cancún, donde, junto con su escolta Angel Casillas, viajaba en una camioneta en la que un comando le disparó alrededor de una veintena de balazos con armas de alto poder.
Hasta ahí las cosas, las reacciones no se hicieron esperar, sobre todo en la capital chetumaleña, donde las redes sociales se inundaron con esa noticia que, puede usted jurarlo, a quien probablemente más habrá calado, además de su familia, es al gobernador Roberto Borge, ya que, en honor a la verdad, eran muchos más sus enemigos que sus amigos.
Dada la manera en que ocurrió la ejecución, la PGR deberá atraer el caso, no sólo por la comprensible desconfianza hacia la Procuraduría de Justicia del Estado, sino principalmente por el tipo de armas utilizadas y los aparentes, sospechosos motivos que, ante los antecedentes del tema, obligan a responsabilizar a la delincuencia organizada.
Sin embargo, si de ser honestos se trata, el verdadero culpable del asesinato de quien fuera uno de los funcionarios más cuestionados y controvertidos de la oscura gestión de Roberto Borge, es precisamente el propio Roberto Borge, aunque no escapa de culpa el titular de la Secretaría de Gobierno, Román Quián Alcocer, de quien aquél dependía directamente.
¿Por qué ellos? Ambos sabían perfectamente a qué se dedicaba realmente Capeline Lizarraga, muy probablemente bajo sus órdenes, y no precisamente a trabajos que corresponden o deberían corresponderle a la Dirección de Gobernación: A investigaciones políticas, por las que nadie acribilla a alguien, al menos NO en Quintana Roo.
Aunque, por lo menos en teoría, no se trata de buscar culpables indirectos, sino de los directos e intelectuales, lo cierto es que otro funcionario que tampoco escapa de culpa es el presidente municipal Benito Juárez, el priísta Paul Carrillo de Cáceres, quien, desde el inicio de su nefasto trienio, no ha podido frenar la inseguridad que permea en ese polo de desarrollo turístico.
La incapacidad del funcionario, que aspiraba gobernar Quintana Roo, está a punto de convertir Cancún en una especie de Acapulco, ahora NO recomendado a los principales vacacionistas del mundo ante la delincuencia, y mejor prueba de ello es que hoy “lucha” por encontrar a la decena de reos que se fugó de la penitenciaría.
Ahora bien, del triste caso de Capeline -siempre lo es cualquier muerte-, desde el inicio de su gestión -12 de abril del 2011- fue duramente cuestionado tras relevar a Horacio Coral García, ya que en apenas dos años en el puesto se le señalaba de sospechoso enriquecimiento con la compra de lujoso automóvil VMW, cuyo precio promedio mínimo es de 1.4 millones de pesos.
Apenas en abril de 2013, con el título “¡Estalla controversia en Gobernación!” publicamos que, a 7 meses de crearse y criticarse de manera sistemática -por su abierto objetivo políticoelectoral- el programa estatal “Comprometido Contigo”, con sus Brigadas del Bienestar y Basura por Alimentos, volvía a ser polémica en Benito Juárez, donde su coordinador Capeline Lizárraga, era acusado de corruptelas y desvío de recursos.
Hijo de desaparecido personaje que en su momento fuera primer policía “secreto” de Chetumal y en cuyos últimos años distribuía periódicos al gobernante en turno -todo mundo lo identificaba sólo como “Capeline”- Isaías tenía negro historial que desconocería Roberto Borge al darle posesión del delicado puesto que, en teoría, funciona como órgano informativo de gobierno y se le conoce como “oreja”.
Entre los controvertidos personajes que han desfilado como titulares de la dependencia se incluyen Abraham Martínez Ross (q.e.p.d.), José del Valle Ventura Verduzco (q.e.p.d.) Vicente Sosa Ontiveros y Armando Liogón Beltrán.
Señalado manipulador del entonces secretario de Seguridad Pública, Miguel Angel Ramos Real, Capeline Lizárraga también fungió como Síndico en el Ayuntamiento de Othón P. Blanco, donde, a cuatro meses de tomar posesión, fue detenido y recluido en el penal por fraude y abuso de confianza por vender plazas en el sindicato de trabajadores del Gobierno del Estado.
El polémico funcionario fue nombrado coordinador de “Brigadas del Bienestar” en la zona norte junto con el secretario de Infraestructura y Transporte, Mario Castro Basto.
Con un manejo discrecional de recursos y equipo para las Brigadas, de las que también fue responsable Israel Hernández Radilla, entonces subsecretario de Desarrollo Indígena, Capeline fue señalado de vender directamente parte de motosierras, carretillas, picos y palas, aunque desvió la atención con supuestas amenazas de parte del ex titular de Obras y Servicios Públicos en Cancún, Jorge Carlos Aguilar Osorio.
Uno de sus principales acusadores Guillermo Cázeres, señaló el 7 de octubre que Capeline pedía relojes y autos a nombre de Roberto Borge, en tanto seguía de “caza-muchachitas” y que habría violado a una sobrina suya.
Un comentarista de twitter identificado como “0 #6 soberbio”, expresó, entre otros, que Capeline aspiraba a la Secretaría de Gobierno porque el entonces titular, Luis González, no servía para nada, era flojo y no le gustaba atender a la gente, pero él merecía el cargo “porque sabe muchas cosas”.
En mayo de 2013, con el título ¡Otra “pinta” más del tigre!, dijimos que el hoy occiso no sólo se enriqueció con los programas de Bienestar y Basura por Alimentos en el Norte, sino también se había convertido en un peligro, pues no sólo habría amenazado a compañeros del medio, sino también solía estar armado con una pistola y un rifle R-15, junto con dos escoltas “comisionados” de Seguridad Pública, similares al que había detenido la Judicial en Playa del Carmen por secuestro y proteger a un drogadicto.
El hombre habría engañó al gobernador sobre su “peligrosa” función para obtener licencia colectiva del Ejército para portar armas, aunque se decía que le servían para protegerse de un problema de “faldas” con una beliceña, ya que suele frecuentar los casinos de la Zona Libre.
Sospechosamente “transformado” en millonario gracias a las Brigadas, al igual que Hernández Radilla en la Zona Sur -éste “compró” una regiduría a Eduardo Espinosa Abuxapqui-, el funcionario demostraba no estar interesado en Gobernación, de suyo importante por su papel de orientar al Ejecutivo.
Con poco más de 20 agentes que, en teoría, debieran operar como periodistas, pero con especialidad en investigación, Capeline se encargó de desvirtuar la función de informar a Roberto Borge, ya que, según decía, de nada servía el trabajo de aquéllos por tener mejores fuentes de información.
Prácticamente “desempleado” tras el inicio de las campañas electorales en junio de 2013 por la suspensión de las Brigadas, se convirtió de nuevo en “personaje del día” tras el arresto de dos de sus “guaruras” en Cancún por obstaculizar la entrega de despensas del Ayuntamiento de Benito Juárez.
En efecto, al concluir esos programas se transformó en operador de la campaña “sucia” del PRI en la Zona Norte, apoyado por sus guardaespaldas Mario Fernando Lira Manzanero y Everardo Castro Colorado, bajo las órdenes del coordinador general de la campaña del PRI en Benito Juárez, el entonces diputado federal Raymundo King de la Rosa.
Sin embargo, siempre dijo tener instrucciones directas de Roberto Borge, con lo que justificaba sus prolongadas ausencias de Gobernación y saltarse a su jefe directo para informarle al Ejecutivo.
Bajo el título ¡“Motivos” de indignado ex priísta!, el 6 de julio de 2013 publicamos quejas de un ex militante del tricolor: “El transa, defraudador, ratero y arrastrado Hernández Radilla vino como delegado de la CNC. Desde que llegó se puso a defraudar a todos los que se cruzaran en su camino prometiéndoles posiciones y hasta cargos de elección popular; con esas mentiras les sacaba dinero; le robó a medio Othón P. Blanco y todos lo odian”.
A ello agregaba que “si el requisito para ser regidor es ser ratero y defraudador, también tenemos en Chetumal, como muestra el títere tiene a la mano a Capeline (Isaías, de Gobernación); este diplomado ya hasta comió bote; por cierto, ¿sabrá que Capeline tiene 14 vehículos automotores nuevos y que se compró una casa en Andara de 7 millones de pesos? Ladrón que roba a ladrón…”, concluía.
Nuevamente, en septiembre de 2013, con ocasión de la manifestación de maestros en la que atacaron el vehículo del gobernador, publicamos en ¡“Cuervos” en la política de Q. Roo! que, responsable de los trabajos de “inteligencia” de gobierno, pero más dedicado a perseguir a la oposición, Capeline debió anticiparse a los hechos, prever y adoptar medidas para evitar lo que pasó, o bien implementar algún operativo.
Pero el hombre parecía estar más interesado en responder mensajes telefónicos de sabrá Dios cuál de sus amadas, o bien terminar la casita que amorosamente construye en Belice, donde se encontraba el día que fueron atacados la escolta y vehículos de Roberto Borge en palacio.
Su “gente” de Gobernación le buscaba en esos instantes, pero el funcionario, acusado de haberse enriquecido a costa de Brigadas de Bienestar en la Zona Norte, donde también adquirió una “casita”, les decía que no se preocuparan porque, supuestamente, se encontraba en la camioneta con Borge Angulo. Mentía.
Los yerros de Capeline fueron continuos y numerosos, entre ellos como aparente responsable del incendio de vehículos de los opositores del gobernador, a los que también amenazaba telefónicamente.
Su trabajo, como su muerte, siempre fue “sucio”, pero ¿Cree Usted que Borge o Quián Alcocer lo ignoraban?
No han faltado quienes, ignorantes del tema, pretendan involucrar en el tema al gobernador electo Carlos Joaquín González, aunque sería más fácil pensar que lo “callaron” por saber demasiado, y a sabiendas de que nada pasaría.
Tampoco han faltado quienes opinen que su muerte fue “justicia divina”, y aunque puede Usted jurar que pasará a formar sólo parte de las “estadísticas” -a menos que se le ocurra al gobernador presentar un “chivo expiatorio”-, nuestro sincero pésame a su familia.
(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis Angel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace 29 años, con más de 39 años como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado cuatro libros.