Por Enrique Huerta
Al presidente municipal de Benito Juárez, Paul Carrillo de Cáceres no lo hace hablar ningún escándalo. Ni los feminicidios, ni el ascenso de la delincuencia, ni Tajamar, ni los señalamientos de opacidad en el manejo de recursos, entre otros casos. El joven priista no habla con nadie, incluso ha tenido roces con los reporteros.
Hay quienes explican este comportamiento en el sentido de que en realidad sólo es una figura decorativa, que en realidad quien gobierna y decide en Cancún es el gobernador Roberto Borge.
Aquellos que indican que Roberto Borge es quien gobierna detrás de Paul Carrillo se basan en sus palabras durante la ceremonia en que asumió el cargo de presidente municipal, celebrada el 30 de septiembre, en la que declaró que quería ser como el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, y uno de sus primeros actos al frente del Ayuntamiento fue golpear y encarcelar a maestros disidentes de la reforma educativa.
Pero no siguió del todo los pasos del gobernador, ya que mientras que con Borge la deuda pública de Quintana Roo creció a un ritmo de 20 por ciento anual, hasta ubicarse en más de 22 mil millones de pesos; en cambio en Cancún, Paul Carrillo no ha solicitado ningún crédito en lo que va de su gestión y recuperó las endebles finanzas del municipio con el aumento de recaudación y las presiones y extorsiones de sus inspectores a los locales.
Pero el hecho de no haber comprometido financieramente aún más al municipio más endeudado del estado (tiene pasivos de más de mil millones de pesos), no necesariamente habla de un buen gobierno.
Durante su gestión como alcalde, ha subido la tarifa del transporte, se amplió la privatización del agua con un nuevo pacto con la empresa Aguakan hasta el 2050 y su responsabilidad en el sonado caso Tajamar, han hecho difícil que alguien defienda la gestión de Paul Carrillo, quien se refugia en el silencio.
Además, durante su gestión la violencia se ha incrementado. Cada semana se tienen reportes de al menos un narcoejecutado y en lo que va del año se r¿han reportado cuatro casos de feminicidios -dos en una semana-.
Mal inicio
La trayectoria de Paul Carrillo de Cáceres comenzó en 1997, cuando fue secretario general del Frente Juvenil Revolucionario en Cancún.
En 2003 fue secretario privado del presidente municipal de Cozumel, el priista Carlos Rafael Hernández, para después participar en el gobierno municipal de Benito Juárez de Francisco Alor como director general de Participación ciudadana.
Entre el 2011 y el 2013, Paul Carrillo fue diputado local de la XIII Legislatura del Congreso estatal, en la que presidió la Comisión de Turismo. Incluso combinó su papel de legislador con el de líder del PRI municipal, cargo en el que duró apenas ocho meses, para saltar por la candidatura a la presidencia municipal de Benito Juárez.
En ese periodo, Paul Carrillo se vio envuelto en su primera polémica, cuando fue exonerado por el Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo) de haber realizado una campaña propagandística encubierta del diario Quequi en anuncios espectaculares y camiones del transporte público, lo que suscitó las quejas del PRD.
Tanto el Teqroo como el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) aceptaron el alegato de Carrillo de Cáceres: “(el periódico Quequi) usó mi imagen sin mi consentimiento”. Para el partido del sol azteca esto le valió la priista una campaña de seis meses.
Finalmente, en las elecciones de 2013, las últimas en las que el PRI ganó carro completo, Paul Carrillo fue el primer priista en gobernar el municipio de Benito Juárez, tras dos gobiernos del PRD –Gregorio “Greg” Sánchez y Julián Ricalde–.
Según la revista Luces del Siglo, Roberto Borge prácticamente le entregó una lista completa de nombres para la integración del gabinete de Paul Carrillo. Un ejemplo de ello fue la designación de la oficial mayor, pues de haber sido por Carrillo de Cáceres, el puesto era para Víctor Olvera, pero el gobernador impuso a Gabriela Rodríguez en el cargo.
Incluso el secretario del Ayuntamiento, el verdeecologista José de la Peña, también es gente cercana al gobernador Roberto Borge y es quien, de hecho, da la cara a la prensa.
Y la influencia –o la mano del gobernador– se vio reflejada el 13 de octubre, cuando se suscitó un violento zafarrancho al interior del Palacio Municipal entre policías municipales y estatales contra maestros disidentes que protestaban por la reforma educativa. El balance fue de decenas de heridos y 58 detenidos, de los cuales 37 se acreditaron como maestros y los demás ciudadanos –muchos de los cuales fueron aprehendidos sin deberla ni temerla–.
Ante ello, el magisterio mostró su músculo y organizó una marcha de 2 mil maestros. Días después fueron liberados los 36 arrestados –uno de ellos tenía cuentas pendientes con la ley en Playa del Carmen–.
Y aunque el presidente municipal justificó a la policía al decir que “actuó conforme a la ley”, se rumoraba que quien en realidad mandó ejecutar la orden represiva fue el gobernador Roberto Borge, utilizando el recurso de mando único en la entidad.
Otro ejemplo del mal inicio de la gestión de Paul Carrillo fue el aumento a la tarifa del transporte público, que quedó en 8 pesos para la zona urbana y 10.50 pesos en la zona hotelera de Cancún. En este caso el priista le quiso achacar el alza a su antecesor, Julián Ricalde, aunque después dijo que el Cabildo había aprobado esa medida para acatar una orden el Tribunal de Superior de Justicia de Quintana Roo.
A esto hay que agregar que el priista, a cuatro meses de haberse instalado en el cargo –en febrero de 2014–, creó sin autorización del Cabildo dos subsecretarías: la del Ayuntamiento, en la que designó al exdirigente estatal del Partido Verde, Alaín Ferrat, y la de Seguridad, con Roque Tercero Salvatierra a la cabeza.
Esta medida se contrapuso con la política de austeridad instrumentada por el gobernador Roberto Borge, en la que se buscaba ahorrar alrededor de 400 millones de pesos anuales.
Seis meses después, el propio edil tuvo que salir y admitir ante los medios de comunicación que su administración operaba con números rojos, pero que no pediría ningún crédito.
Pero las finanzas se fueron recuperando, en parte por el aumento de los contribuyentes y por las multas impuestas a comercios y construcciones por quisquillosos inspectores. También porque, a diferencia de Julián Ricalde, las partidas presupuestarias llegaban a tiempo.
Tan es así que ya en 2015 el municipio recaudó 97 millones de pesos más de lo presupuestado para ese año, pero los integrantes del Cabildo se enteraron de último momento sobre dicha cantidad extra.
La repartición de ese dinero extra fue la siguiente: 81 millones de pesos para el Capítulo 3000 de Servicios Generales, del cual sólo dispone la presidencia municipal, con lo que quedó en 458 millones de pesos; 15 millones de pesos, se fueron al Capítulo 4000 de Transferencias, Asignaciones y Subsidios, que pasó a 420 millones de pesos y sólo un millón 733 mil pesos se destinaron a obra pública, al quedar en 143 millones 325 mil pesos.
Ese primer año se vio reflejado en su informe de 2015, realizado en el Centro Convenciones de Punta Cancún, en donde Paul Carrillo fue criticado por hacer “caravana con sombrero ajeno”, ya que la mayoría de las obras y programas que presumió fueron hechas con recursos federales o son herencia de administraciones anteriores,
El PRD dijo que ese informe estaba “lleno de mentiras” y alejado de la realidad e incluso realizó una clausura simbólica del Palacio Municipal.
Por su parte, el diputado Jorge Carlos Aguilar Osorio, criticó que el priista presuma el Alcoholímetro, cuando fue instaurado en el gobierno de Julián Ricalde junto con una organización civil, la cual terminó deslindándose de esta medida por la corrupción que ha alcanzado este programa, el cual también ha sido usado para golpeteo político al filtrar a la prensa información y fotos tomadas de las cámaras de seguridad de ‘El Torito’ de opositores o críticos al gobierno.
Ataques al medio ambiente
En enero de 2014 se dio uno de los primeros escándalos de la gestión de Paul Carrillo: la revocación del Programa de Desarrollo Urbano (PDU) aprobado en el gobierno de Julián Ricalde, aunque los integrantes del Cabildo no sabían con certeza de qué se trataba.
En esa ocasión, Paul Carrillo declaró que el único autorizado para hablar del tema del PDU no es él, sino el secretario general, José de la Peña. Y hasta se organizó una mesa de debate con experto sobre el tema.
Al final, el PDU sí fue modificado lo que ocasionó disgusto a ambientalistas. Por ello, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) interpuso un amparo en contra de esta actualización, además de solicitar que el Ayuntamiento no apruebe, autorice, renueve o expida licencias o permisos basados en esta actualización.
La ONG informó que con el cambio en este instrumento que regula el desarrollo urbano de Cancún, los predios de gran relevancia ambiental ubicados en la zona hotelera se permitirá la redensificación y se afectará al medio ambiente.
Cemda advirtió que aumentará el desarrollo de obras en sitios que antes contaban restricciones por parte del Programa de Ordenamiento Ecológico Local (POEL).
Por su parte, el entonces líder del PRD estatal, Julio Lara, señaló que el nuevo PDU es un “instrumento con fines recaudatorios y de corrupción”, que solamente beneficia a intereses particulares y deja de lado la preservación de áreas naturales protegidas.
Pero ese no fue el primer escándalo del gobierno del priista Paul Carrillo contra el medio ambiente: en enero pasado se dio el desmonte de casi todo el predio conocido como Malecón Tajamar.
El 90 por ciento de esos terrenos fueron devastados para iniciar construcciones que van desde comercios hasta una catedral, sepultando, incluso vivos, a los animales nativos y destruyendo la flora del área.
Esto ocasionó que la gente de Cancún se organizara y evitara que las obras continuaran. Incluso se organizaron grupos de vigilancia las 24 horas para evitar que siguiera ese proceso de devastación, en la que participó el mismo Ayuntamiento de Benito Juárez.
“En Tajamar, el Alcalde es más que cómplice. Incluso, maquinaria del Ayuntamiento estuvo en el lugar, en el desmonte. Dos, hay un espacio que es del Ayuntamiento, ahí en Tajamar, una esquina completa, que también está desmontada. Parece delincuencia organizada, metieron en la noche 50 camiones que estuvieron esperando todo el día”, comentó el diputado local independiente Jorge Aguilar Osorio.
Además, Paul Carrillo resguardó con granaderos la intervención en el malecón para que la maquinaria pudiera iniciar los trabajos que derivaron en una ecocidio.
Durante esos días, activistas arribaron a las oficinas de Paul Carrillo, en el Palacio del Ayuntamiento, con animales muertos por esta devastación. Al ser atendidos por el presidente municipal, éste se deslindó y tiró la bolita a sus superiores.
“(El presidente municipal) dice que él no fue, que fue el gobernador. En Quintana Roo tenemos el Mando Único que viene de la Federación”, declaró la ambientalista Katherin Ender, quien en esa ocasión se entrevistó con el funcionario a solas.
Posteriormente, la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aseguró que la Dirección General de Ecología del Ayuntamiento de Benito Juárez otorgó los permisos de “chapeo y desmonte” luego de que los desarrolladores cumplieron las formalidades exigidas en el Reglamento de Ecología y Gestión Ambiental del Ayuntamiento. Sin embargo, días después un juez decidió ordenar la suspensión de la obra.
Sin embargo, legisladores e integrantes de la dirección estatal del PRD en Quintana Roo presentaron una denuncia penal ante la Procuraduría General de la República contra el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, el alcalde de Benito Juárez, Paul Carrillo, el secretario de Seguridad Pública del municipio, Jaime Ongay, y los delegados de Semarnat, Profepa y Fonatur, por el daño ecológico causado al manglar de Tajamar.
Además, este escándalo, que alcanzó notoriedad a nivel nacional e internacional, afectó la imagen de Paul Carrillo, que aunque no tenía muchas posibilidades en la carrera por la candidatura a la gubernatura por parte del PRI, esta posibilidad se le cerró con este caso.
Aspiraciones evaporadas
Cada que ve llover, a Paul Carrillo de Cáceres le ha de dar coraje. Y es que este fenómeno meteorológico fue el causante de que el actual presidente municipal de Benito Juárez no haya sido electo como candidato a la gubernatura en los comicios del pasado 5 de junio.
A pesar de que este edil era uno de los mejores posicionados dentro del tricolor para pelear la sucesión de Roberto Borge bajo la bandera del PRI, su futuro político se evaporó como agua, luego de que la ciudad se inundara por las copiosas lluvias, ocurridas en febrero pasado debido a dos frentes fríos. Esta situación hizo trizas su campaña publicitaria con carteles con supuestos logros de su gobierno.
Y es que uno de ellos decía: “Mi ciudad ya no se inunda” y, días después de la colocación de dichos carteles que eran para posicionar a Paul Carrillo, comenzaron las lluvias que, como siempre, inundaron y desquiciaron las calles de Cancún. Incluso circularon en redes sociales memes burlándose de esta situación.
Pero no le llovió sobre mojado al alcalde de Cancún. Tras la derrota electoral, el PRI busca líder a nivel estatal y dentro de los candidatos se encuentra Paul Carrillo, quien es avalado por un amplio sector tricolor y por sus aliados, el Partido Verde Ecologista de México.
Sin embargo, sus rivales serán casi los mismos que por la pugna por la candidatura a la gubernatura. Sus contrincantes nuevamente serán el ex presidente municipal de Solidaridad, Mauricio Góngora, y el ex diputado local, José Luis “Chanito” Toledo. El primero es favorito del ex gobernador Félix González Canto y el segundo es el delfín del actual mandatario Roberto Borge.
Y es que los priistas señalan que Cancún fue la única de las cuatro ciudades más importantes del estado en la que no fueron derrotados para la alianza PAN-PRD en las pasadas elecciones.
Otro factor a su favor fue que el Revolucionario Institucional se llevó carro completo en los ocho distritos que comprende el municipio de Benito Juárez.
Incluso Paul Carrillo boicoteó al ahora gobernador electo de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, al impedirle la realización de dos eventos públicos, lo que le ha ganado puntos tanto con Roberto Borge como con Félix González.
A falta de una semana para ver si se concreta su llegada a liderar el tricolor estatal, a Paul Carrillo sólo le resta seguir el refrán que dice: “al mal tiempo, buena cara”.