Mujeres mayas de Tihosuco y Tepich a Carlos Joaquín, «danos trabajo no mil pesos»

Huele a tierra mojada. El cielo se vuelve a nublar. Hay centenares de chanclas con lodo, donde asoman dedos color de la tierra. Niños y bebés escuchan atentos. Las mujeres mayas salieron a apoyar a sus esposos quienes bloquearon el acceso a Yucatán y a Felipe Carrillo Puerto y el tramo de Chumpon que conecta con la carretera a Cancún.     Están peleando que el dinero llegue a sus bolsas porque saben que si llega a manos de sus esposos hay una gran cantina enfrente. Y ellas no tendrán los 3 pesos con cincuenta centavos para pagar el «huch», la molienda del maíz en las máquinas del pueblo maya de Tepich. Llevan ya 4 días en el bloqueo. Los comisariados ejidales se encerraron con Miguel Ramón Martín Azueta y la alcalde Paoly Perera hasta convencerlos de un pago de mil pesos por persona. Acá esperan 2 mil 700 como en Saban, primero pueblo del otro municipio José María Morelos que se reveló y consiguió los pagos de los siniestros de las milpas. Distribuyen las fotos de la entrega de 814 mil pesos para Tihosuco para igual numero de ejidatarios.                                            Aunque 100 de ellos son difuntos y el comisariado se quedará con el dinero como el año pasado. De los 814 ejidatarios, 300 no hicieron milpa, pero el gobierno de Carlos Joaquín llegó a un convenio con la aseguradora Agroasemex para pagarles parejo y evitar más los bloqueos. También es el caso de Tepich. En Tihosuco las mujeres reclaman que Borge se robó el dinero, porque Carlos Joaquín apenas entró. Para ellas los mil pesos es muy poco y será para una parranda para sus esposos y temen los golpes y el maltrato por el alcohol por la noche ahora que saben que viene el pago.                   Pensaron que era más dinero y con ello la derrama les alcanzaría para comprar arroz, pollo, maíz y frijol y para las cervezas del marido. Por eso durmieron en la carretera. Ahora que saben que son solo mil están decepcionadas. Saben que les tocará menos. Rosalía Chan propone una solución y le manda un mensaje al gobernador Carlos Joaquín para que les de empleo temporal, no importando la edad. Quieren trabajar. No quieren regalado nada. Quieren ganárselo a pulso con hortalizas y pequeñas granjas de pollo y cedro o usando sus manos artesanales para hacer estampas de figuras mayas en ropa o canastas o tallado de madera. Las mujeres mayas se ven con energía. Tanto en Tihosuco como en Tepich solo las mantiene en pie su dignidad. Aquí nadie mendiga. Bloquear la carretera les costó al pueblo,a sus jóvenes. 10 autobuses que llevan trabajadores a los hoteles Palladium y Sirenia llevan 2 días estacionados. Hay 400 empleados mayas, mujeres y jóvenes sin poder ir a su centro de trabajo y piensan si serán despedidos.Bloquear fue un harakiri. Trabajo de lo que sea piden. Rosalía Chan grita hasta las lágrimas que pueden trabajar. Las hermanas mayas dicen que quieren trabajo. No importa si tiene 70 años doña María dice que tiene fuerzas. Hay un charco de agua cerca de las piedras que tapan la carretera. Un niño se revuelca ahí y una niña le quita un bote de refresco. Llora porque es más pequeño. Sale la madre de la niña con un pedazo de madera y se lo azota en la espalda. Solo alcanza a darle una porque corre. Están esperando el pago. Ya Vocería anunció que se pago y se desbloquearon las carreteras. El comisariado ejidal ya viene. Hay mucha ansiedad y decepción. Hay muchas bicicletas viejas y despintadas. Los hombres con camisas y playeras desgastadas por tantas lavadas. Queremos almorzar pero no hay pollos. El proveedor no pudo entrar por el bloqueo. Ya a las 15 horas de hoy 7 de Enero empiezan a entrar los proveedores. El del camión de cerveza primero. Ya corrió el rumor de pago. Los comisariados vienen en camino mientras la lluvia continúa en Tepich donde mojan los ánimos para protestar. Un viento fresco del norte llega a sofocar el calor. 11 niños llegan corriendo descalzos gritando que llego el comisariado ejidal con el pago. Ahí se asoma el comisariado escoltado por dos patrullas de la Policía Federal de Caminos y dos patrullas de la policía municipal. Y todos corren en la casa ejidal que está a tres calles del bloqueo. Un murmullo de discusiones se escucha adentro. Los 12 elementos policiacos se acercan. Todo tranquilo. Hacen fila. Ahora los bloqueos serán en las casas para que el marido no vaya a gastarlo en la cantina.

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